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Estoy pensando en una mujer y el resto es blotto. Digo que estoy pensando en ella, pero la verdad es que me estoy muriendo de una muerte estelar. Estoy tumbado como una estrella enferma esperando a que se apague la luz. Hace años me tumbé en esta misma cama y esperé y esperé a nacer. No ocurrió nada. Salvo que mi madre, en su furia luterana, me tiró un cubo de agua por encima. Mi madre, pobre imbécil que era, pensó que yo era vago. Ella no sabía que yo había quedado atrapado en la deriva estelar, que estaba siendo pulverizado hasta una extinción negra allá en el borde más lejano del universo.