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Una tarde, cuando tenía cuatro años, mi padre llegó a casa y me encontró en el salón delante de un fuego crepitante, lo que le enfadó mucho. Porque no teníamos chimenea.
Una tarde, cuando tenía cuatro años, mi padre llegó a casa y me encontró en el salón delante de un fuego crepitante, lo que le enfadó mucho. Porque no teníamos chimenea.