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La Expiación de Jesucristo y la sanación que ofrece hacen mucho más que proporcionar la oportunidad de arrepentirse de los pecados. La Expiación también nos da la fortaleza para soportar "dolores y aflicciones y tentaciones de toda clase", porque nuestro Salvador también tomó sobre Sí "los dolores y las enfermedades de su pueblo" (Alma 7:11). Hermanos y hermanas, si su fe y sus oraciones y el poder del sacerdocio no los sanan de una aflicción, el poder de la Expiación seguramente les dará la fortaleza para soportar la carga.