-
Venían a ella, naturalmente, puesto que era mujer, todo el día con esto y aquello; uno queriendo esto, otro aquello; los niños crecían; a menudo sentía que no era más que una esponja empapada de emociones humanas.
Venían a ella, naturalmente, puesto que era mujer, todo el día con esto y aquello; uno queriendo esto, otro aquello; los niños crecían; a menudo sentía que no era más que una esponja empapada de emociones humanas.