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Skye besó su frente. "Me has salvado la vida". Katsa sonrió. "Los Lienid sois muy extrovertidos en vuestro afecto". "Voy a ponerle tu nombre a mi primogénito". Katsa se rió. "Por el bien del niño, espera a que sea una niña. O mejor aún, espera a que todos tus hijos sean mayores y ponle mi nombre al que sea más problemático y obstinado". Skye se echó a reír y la abrazó, y Katsa le devolvió el abrazo. Y se dio cuenta de que, sin proponérselo, su corazón guardián había hecho otro amigo.