En primer lugar, si es cierto que un orden espacial organiza un conjunto de posibilidades (por ejemplo, mediante un lugar en el que uno puede moverse) e interdicciones (por ejemplo, mediante un muro que impide ir más allá), entonces el caminante actualiza algunas de estas posibilidades. De este modo, las hace existir y emerger. Pero también las desplaza e inventa otras, ya que el cruce, el alejamiento o la improvisación del caminar privilegian, transforman o abandonan elementos espaciales.