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  • Annabelle le dedicó una sonrisa burlona. "Si estás insinuando que soy una malcriada, te aseguro que no lo soy". "Deberías serlo". La cálida mirada de Annabelle se deslizó por su rostro rosado y la esbelta parte superior de su cuerpo, y luego buscó de nuevo la suya. Había una nota en su voz que la dejó sin aliento. "Te vendría bien que te mimaran un poco.