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Un roble y un rosal crecieron juntos, jóvenes y verdes, hablando de cosas que crecen: viento, agua y tiempo. Y mientras el rosal florecía dulcemente, el roble creció tan alto que ahora hablaba de cosas más nuevas: águilas, picos de montaña y cielo. "Supongo que te crees muy grande", se oyó gritar a la rosa, Gritando tan fuerte como pudo A la copa del árbol en el cielo. "Y ahora no tienes tiempo para hablar de flores, Ahora que has crecido tanto". "No es tanto que yo haya crecido", dijo el árbol, "es que tú te has quedado tan pequeño".