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Deberíamos estar asombrados ante la bondad de Dios, atónitos de que se moleste en llamarnos por nuestro nombre, con la boca abierta ante Su amor, perplejos de que en este mismo momento estemos pisando tierra santa.
Deberíamos estar asombrados ante la bondad de Dios, atónitos de que se moleste en llamarnos por nuestro nombre, con la boca abierta ante Su amor, perplejos de que en este mismo momento estemos pisando tierra santa.