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Mis sentimientos no son Dios. Dios es Dios. Mis sentimientos no definen la verdad. La palabra de Dios define la verdad. Mis sentimientos son ecos y respuestas a lo que mi mente percibe. Y a veces - muchas veces - mis sentimientos no estan sincronizados con la verdad. Cuando eso sucede -y sucede todos los días en alguna medida- trato de no torcer la verdad para justificar mis sentimientos imperfectos, sino que más bien, suplico a Dios: Purifica mis percepciones de tu verdad y transforma mis sentimientos para que estén en sintonía con la verdad.