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El problema de estar castigado es que te da un montón de tiempo inevitable para pensar. Ni siquiera arrancar malas hierbas puede quitarte la capacidad de tramar todas las cosas variadas y maravillosas que podrías hacer para desquitarte, o al menos para compensar, sólo un poco el tiempo perdido con la televisión y las tareas del jardín y la limpieza de la casa.