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La alegría es a veces una bendición, pero a menudo es una conquista. Nuestro momento mágico nos ayuda a cambiar y nos lanza en busca de nuestros sueños. Sí, vamos a sufrir, tendremos momentos difíciles y experimentaremos muchas decepciones, pero todo esto es transitorio y no deja ninguna marca permanente. Y un día miraremos atrás con orgullo y fe al viaje que hemos emprendido.