Autores:
  • Últimamente, durante estos años contados con rapidez, se preguntaba qué había hecho con todos aquellos días de verano desperdiciados; ¿cómo había podido gastarlos tan despreocupadamente? Soy una tonta, se decía a sí misma cada verano, soy muy tonta; ya soy mayor y conozco el valor de las cosas. Nada se desperdicia realmente, creía sensatamente, ni siquiera la propia infancia, y entonces, cada año, una mañana de verano, el viento cálido bajaba por la calle de la ciudad por donde ella caminaba y se conmovía con el pequeño y frío pensamiento: He dejado pasar más tiempo.

    Shirley Jackson (2006). “The Haunting of Hill House”, p.26, Penguin