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Lo cierto es que incluso las grandes colecciones de libros corrientes distorsionan el espacio, como puede comprobar fácilmente cualquiera que haya estado en una librería de segunda mano de las de toda la vida, de esas que parecen diseñadas por M. Escher en un mal día y que tienen más escaleras que pisos y esas hileras de estanterías que acaban en puertecitas que seguramente son demasiado pequeñas para que entre un ser humano de tamaño natural. La ecuación pertinente es: Conocimiento = poder = energía = materia = masa; una buena librería no es más que un elegante Agujero Negro que sabe leer.