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Si te enfrentas a una montaña, tienes varias opciones. Puedes escalarla y cruzar al otro lado. Puedes rodearla. Cavar bajo ella. Sobrevolarla. Puedes volarla. Puedes ignorarlo y fingir que no está ahí. Puedes dar media vuelta y volver por donde has venido. O puedes quedarte en la montaña y convertirla en tu hogar.