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  • Echaba de menos los ronquidos de Rosaleen como se echa de menos el sonido de las olas del mar después de haberse acostumbrado a dormir con ellas. No me había dado cuenta de cómo me había reconfortado. La quietud tiene un zumbido extraño y esponjoso que casi puede romperte los tímpanos.

    Sue Monk Kidd (2003). “The Secret Life of Bees”, p.134, Penguin