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No hay ninguna relación particular entre los mensajes, salvo que el autor los ha elegido cuidadosamente, de modo que, vistos todos a la vez, producen una imagen de la vida que es bella y sorprendente y profunda. No hay principio, ni nudo, ni desenlace, ni suspense, ni moraleja, ni causas, ni efectos. Lo que amamos en nuestros libros es la profundidad de muchos momentos maravillosos vistos todos a la vez.