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  • Tener una hermana o una amiga es como sentarse de noche en una casa iluminada. Los que están fuera pueden observarte si quieren, pero tú no tienes por qué verlos. Basta con decirles: "Aquí están los perímetros de nuestra atención. Si merodeas bajo las ventanas hasta que callen los grillos, bajaremos las persianas. Si queréis que suframos vuestra envidiosa curiosidad, debéis permitir que no nos demos cuenta". Cualquiera que tenga un vínculo humano sólido es así de presumido, y es la presunción tanto como la comodidad y la seguridad lo que los solitarios codician y admiran.

    Marilynne Robinson (2004). “Housekeeping: A Novel”, p.154, Macmillan