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Creo que eres una mujer de tu mundo -dijo desde el otro extremo del sofá-. 'Me costaría verte planchada y empolvada, temiendo una vida de servidumbre bajo el nombre de matrimonio. Morirías en ese molde. Me gustas como eres, fogosa y malhumorada.
Creo que eres una mujer de tu mundo -dijo desde el otro extremo del sofá-. 'Me costaría verte planchada y empolvada, temiendo una vida de servidumbre bajo el nombre de matrimonio. Morirías en ese molde. Me gustas como eres, fogosa y malhumorada.