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  • Cuanto más joven y sana es una mujer y cuanto más su cuerpo nuevo y lustroso parece destinado a la eterna lozanía, menos útil es el artificio; pero la debilidad carnal de esta presa que el hombre toma y su ominoso deterioro siempre tienen que ocultársele... En cualquier caso, cuanto más artificiosos parecen los rasgos y las proporciones de una mujer, más deleita el corazón del hombre porque parece escapar a la metamorfosis de las cosas naturales. El resultado es esta extraña paradoja de que al desear captar la naturaleza, pero transfigurada, en la mujer, el hombre la destina al artificio.