Autores:
  • Pero me equivoqué. Debería haber sabido que no era tan fácil. En cuanto perdí de vista a Xavier, un pequeño cilindro de papel cayó de la parte superior de mi taquilla. Al desenrollarlo, supe que vería una caligrafía negra arrastrándose por él como una araña. El pavor se instaló a mi alrededor como una niebla mientras las palabras se grababan a fuego en mi cerebro: El lago de fuego espera a mi señora