La gente cree que los bibliotecarios no son románticos ni imaginativos. Eso no es cierto. Somos personas cuyos sueños discurren por caminos particulares. Pregúntele a un alpinista qué siente cuando ve una montaña; a un domador de leones qué pasa por su mente cuando conoce a un nuevo león; a un médico que se enfrenta a un hermoso cuerpo que funciona mal. La idea de una biblioteca llena de libros, los libros llenos de conocimiento, me llena de miedo y amor y coraje y maravilla sin fin.