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Dios tiene un plan para Su Iglesia en la tierra. Pero, ¡ay! con demasiada frecuencia hacemos nuestro plan, y pensamos que sabemos lo que hay que hacer. Primero le pedimos a Dios que bendiga nuestros débiles esfuerzos, en lugar de negarnos rotundamente a ir a menos que Dios vaya delante de nosotros.