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Era mi único y constante consuelo. Cuando pienso en él, siempre se me viene a la mente la imagen de una tarde de verano, los niños jugando en el patio de la iglesia y yo sentada en mi cama, leyendo como si me fuera la vida en ello.
Era mi único y constante consuelo. Cuando pienso en él, siempre se me viene a la mente la imagen de una tarde de verano, los niños jugando en el patio de la iglesia y yo sentada en mi cama, leyendo como si me fuera la vida en ello.