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Lo que no entiendes es que las personas no somos básicamente buenas. Somos básicamente egoístas. Empujamos, clamamos y lloramos por adoración, y golpeamos a todos los demás para conseguirla. La vida es una competición de pavos reales parlanchines embelesados en rituales de apareamiento inanes. Pero, a pesar de todo nuestro desparpajo y prepotencia, todos somos esclavos de lo que más tememos. Tienes mucho que aprender. Toma. Déjame enseñarte.