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Criarse en un hogar inestable te hace comprender que el mundo no existe para acomodarse a ti, lo cual... es algo que a mucha gente le cuesta entender hasta bien entrada la edad adulta. Te hace darte cuenta de lo rápido que puede cambiar una situación, de que el peligro está en todas partes. Pero las crisis, cuando se producen, no te pillan desprevenido; nunca has creído vivir al abrigo de alguna benevolencia esencial. Y una infancia inestable te hace apreciar la calma y no ansiar la excitación.