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Tuvimos que luchar contra los viejos enemigos de la paz: el monopolio empresarial y financiero, la especulación, la banca temeraria, el antagonismo de clases, el seccionalismo, la especulación bélica. Habían empezado a considerar al Gobierno de los Estados Unidos como un mero apéndice de sus propios asuntos. Ahora sabemos que el gobierno del dinero organizado es tan peligroso como el gobierno de la mafia organizada. Nunca antes en toda nuestra historia estas fuerzas han estado tan unidas contra un candidato como lo están hoy. Son unánimes en su odio hacia mí, y yo agradezco su odio.