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Su rostro y su figura tenían muy poco de notable, pero era el tipo de rostro que, cuando se anima con la conversación o la risa, se transforma por completo. Tenía un carácter encantador, una mente ágil y afición por lo cómico. Siempre estaba dispuesta a sonreír y, puesto que la sonrisa es el adorno más atractivo que puede lucir una dama, se sabía que en ocasiones eclipsaba a mujeres que eran bellezas reconocidas en tres países.