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Es en nosotros mismos donde somos así o asá. Nuestros cuerpos son nuestros jardines, para los cuales nuestras voluntades son jardineros: de modo que si queremos plantar ortigas, o sembrar lechugas, poner hisopo y escardar heno, suministrarle un género de hierbas, o distraerlo con muchas, ya sea para tenerlo estéril con la ociosidad, o abonado con la industria, por qué, el poder y la autoridad corregible de esto reside en nuestras voluntades.