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Angela había hecho un trabajo maravilloso. El vómito estaba por todas partes excepto en el retrete. Las paredes, el suelo, los lavabos, incluso en el techo, aunque no me preguntes cómo lo hizo. Así que allí estaba yo, a cuatro patas, limpiando el vómito en el baile de bienvenida con mi mejor traje azul, que era exactamente lo que había querido evitar en primer lugar. Y Jamie, mi cita, también estaba a cuatro patas, haciendo exactamente lo mismo.