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Seas consciente o no, al final tomas la decisión de dividir tu vida por la mitad -antes y después-, siendo la pérdida esa burbuja apretada en el medio. Puedes moverte a pesar de ello; puedes reír y sonreír y seguir con tu vida, pero basta con un movimiento lento, un doblamiento, para ser plenamente consciente del espacio vacío que hay en tu centro.