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Sí, los libros, los amigos generosos que me recibieron sin recelo, los maestros misericordiosos que nunca me maltrataron. Los únicos años de mi vida que puedo recordar con algo parecido al orgullo... Temprano y tarde, durante las largas noches de invierno y los tranquilos días de verano, bebí en la fuente del conocimiento, y nunca me cansé de beber.