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Crecí en un hogar en el que no hablábamos de nuestros sentimientos y en el que la única razón por la que ibas al médico era porque te habías cortado accidentalmente un miembro con una motosierra.
Crecí en un hogar en el que no hablábamos de nuestros sentimientos y en el que la única razón por la que ibas al médico era porque te habías cortado accidentalmente un miembro con una motosierra.