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El cerebro puede aceptar consejos, pero no el corazón, y el amor, al no tener geografía, no conoce fronteras: pesa y se hunde profundamente, no importa, subirá y encontrará la superficie.
El cerebro puede aceptar consejos, pero no el corazón, y el amor, al no tener geografía, no conoce fronteras: pesa y se hunde profundamente, no importa, subirá y encontrará la superficie.