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Me preguntaba si a los padres les resultaban más fáciles los secretos que guardaban sus hijos que a los hijos los secretos de sus padres. Los secretos de los padres parecían una especie de traición, mientras que los míos me parecían un hecho de la vida, del crecimiento y de la distancia. Yo debía ser independiente, pero él debía estar disponible. Que él tuviera su propia vida parecía egoísta, mientras que para mí tener la mía era el orden correcto de las cosas.