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Todos tenemos un ángel, un guardián que vela por nosotros. No podemos saber qué forma tomarán. Un día anciano, al día siguiente niña pequeña. Pero no dejes que las apariencias te engañen, pueden ser tan feroces como cualquier dragón. Sin embargo, no están aquí para luchar nuestras batallas, sino para susurrar desde un hogar. Recordándonos que somos nosotros... que somos cada uno de nosotros los que tenemos el poder de los mundos que creamos.