-
Sigo animando a todo aquel que se sienta impulsado a escribir a que lo haga. Sólo intento advertir a los que esperan que les publiquen que publicar no es lo que parece. Pero escribir sí lo es. La escritura tiene tanto que dar, tanto que enseñar, tantas sorpresas. Eso que tenías que obligarte a hacer -el acto de escribir- resulta ser la mejor parte. Es como descubrir que, aunque pensabas que necesitabas la ceremonia del té por la cafeína, lo que realmente necesitabas era la ceremonia del té. El acto de escribir se convierte en su propia recompensa.