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La coma... capta la suave deriva de la mente en el pensamiento, girando sobre sí misma y volviendo sobre sí misma, invirtiéndose, redoblándose y regresando a lo largo del curso de su propia dulce música fluvial; mientras que el punto y coma reúne cláusulas y pensamientos con toda la discreción silenciosa de una anfitriona que organiza a los invitados en torno a su mesa.