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Un cuento que escribí hace tiempo irrumpía en mi casa en mitad de la noche, me sacudía para despertarme y me gritaba: "¡Eh, no es momento de dormir! No puedes olvidarme, ¡todavía hay más por escribir!". Impulsado por esa voz, me encontraba escribiendo una novela. También en este sentido, mis cuentos y novelas conectan dentro de mí de una manera muy natural, orgánica.