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Por el amor de Dios, Sirius, Dumbledore dijo que no". Un perro negro con aspecto de oso había aparecido al lado de Harry mientras éste trepaba por los diversos baúles que abarrotaban el vestíbulo para llegar hasta la señora Weasley. "Oh, de verdad", dijo la señora Weasley con desesperación. "¡Pues que te den por el culo!". El gran perro negro ladró alegremente y jugueteó alrededor de ellos, mordisqueando palomas y persiguiéndose la cola. Harry no pudo evitar reírse. Sirius había estado atrapado dentro durante mucho tiempo.