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La primera vez que me besó, creí de verdad que me había dado un aneurisma: mi pulso retumbaba tan fuerte y mis sentidos estallaban. Recuerdo que pensé que era la única palabra a la que podía aferrarme en un mar de sentimientos.
La primera vez que me besó, creí de verdad que me había dado un aneurisma: mi pulso retumbaba tan fuerte y mis sentidos estallaban. Recuerdo que pensé que era la única palabra a la que podía aferrarme en un mar de sentimientos.