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  • No tenías que recibir un puñetazo por mí, ¿sabes?", dijo. Soy un amante, no un luchador'. Eres un bicho raro, eso es lo que eres", le dije. Me tendió la mano. Vamos, boxeador. Camina conmigo. Sabes que quieres'. Y el caso era que, a pesar de todo lo que sabía -que era un error, que era diferente a los demás-, yo quería. No tenía ni idea de cómo lo sabía. Pero me levanté y lo hice de todos modos.