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El hombre corriente es un anarquista. Quiere hacer lo que quiera. Puede querer que se gobierne a su vecino, pero él mismo no quiere ser gobernado. Teme mortalmente a los funcionarios y a la policía.
El hombre corriente es un anarquista. Quiere hacer lo que quiera. Puede querer que se gobierne a su vecino, pero él mismo no quiere ser gobernado. Teme mortalmente a los funcionarios y a la policía.