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Durante los últimos años, he estado buscando una cita a la antigua usanza, de esas en las que el chico llama, hace los planes, te recoge en un coche que no es el de su padre ni el de su otra novia, y te lleva a algún sitio que demuestre que ha pensado en lo que te podría gustar, no en lo que podría excitarle como la última película de cómo-pueden-entrar-las-tetas-desnudas-en-esta-película-para-disimular-la-completa-falta-de-trama. Busco el tipo de cita que empieza con una buena conversación, tiene una parte central dulce y satisfactoria, y termina con besos largos y lentos y la sensación de ensueño de que estás caminando sobre las nubes.