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Mientras el océano purificador se cierra sobre el cadáver de Bin Laden, que la tierra yazca ligera sobre las innumerables tumbas de aquellos a los que condenó sin reparos a ser quemados vivos o descuartizados en la calle.
Mientras el océano purificador se cierra sobre el cadáver de Bin Laden, que la tierra yazca ligera sobre las innumerables tumbas de aquellos a los que condenó sin reparos a ser quemados vivos o descuartizados en la calle.