Los mejores programas se escriben para que las máquinas informáticas puedan ejecutarlos rápidamente y para que los seres humanos puedan entenderlos con claridad. Un programador es idealmente un ensayista que trabaja con formas estéticas y literarias tradicionales, así como con conceptos matemáticos, para comunicar la forma en que funciona un algoritmo y convencer a un lector de que los resultados serán correctos.