-
Tus pecados más profundos y oscuros y tus secretos vergonzosos son sencillamente irrelevantes cuando se trata del anuncio contraintuitivo y extático del Evangelio. También lo son tu bondad, tu rectitud, tu asistencia a la iglesia y todas las decisiones sabias, morales y maduras que hayas tomado y las acciones que hayas emprendido.