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No te acobardes ante la brutal perfección de la naturaleza. Disfrútala. Abrázala. Compréndela y deléitate con ella. Respeta su fuerza, su sabiduría, su brutalidad y su poder omnímodo. La ley más elevada siempre ha sido, y será, la naturaleza; y la mayor sabiduría vive para siempre en y a través del eterno fascismo de la naturaleza.