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  • En la puerta , le hizo prometer que se iria sin despedirse . le cerro la puerta . Laila apoyó la espalda en ella, temblando contra sus puños, con un brazo agarrándose el vientre y una mano en la boca, mientras él hablaba a través de la puerta y le prometía que volvería a por ella. Permaneció allí hasta que él se cansó, hasta que se rindió, y entonces escuchó sus pasos irregulares hasta que se desvanecieron, hasta que todo quedó en silencio, salvo los disparos que se escuchaban en las colinas y su propio corazón latiéndole en el vientre, en los ojos, en los huesos.