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  • Los árboles de tu huerto no dicen lo mismo, ni los rebaños de tus pastos. El que es digno de recibir sus días y sus noches, es digno de todo lo demás de ti. Y el que ha merecido beber del océano de la vida merece llenar su copa de tu pequeño arroyo. Asegúrate primero de que tú mismo mereces ser un dador y un instrumento para dar. Porque, en verdad, es la vida la que da la vida, mientras que tú, que te consideras dador, no eres más que un testigo.

    Khalil Gibran, “Giving Chapter V”